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Declaration of Global People’s Assembly English Spanish French

Dear Colleagues,

Upon return from the COP26 I share the frustrations on the far too meagre results to reach the 45% greenhouse gas reduction by 2030 needed to have a chance to limit global warming to 1.5 degrees. Despite a lot of greenwashing, it’s good that ending fossil fuel subsidies and phasing out coal was discussed and agreed at the COP. But the agreed language is far too late and vague – to which the 503 fossil fuel lobbyists present at the COP certainly contributed.

Simultaneously I feel encouraged by the determination of the great youth activists, indigenous peoples’ especially women and civil society’s creativity and manifestations. It was very good to meet GCAP members from around the world after the long COVID break – despite the exclusion of many “Faces from the Frontlines”. I was happy to meet ardent activists like Esso Pedessi from GCAP Togo and Kenneth Amoateng from GCAP Ghana. Here are their conclusions of the COP26 on the GCAP website.

The UN General Assembly in September had very few openings for civil society to contribute and participate. In response, GCAP organised the virtual
Global People’s Assembly with 950 participants from 21 to 23 September – during the first days of the General Assembly week – when presidents and prime ministers met.To bring the voices of marginalised people from around the world to their governments and to the UN, GCAP organised local, constituency and national People’s Assemblies in 28 countries in Africa, Asia, Latin America and Europe. The results were presented and discussed in regional assemblies, as part of the Global People´s Assembly. 40 civil society networks co-organised thematic and action sessions during the Global People’s Assembly.

The People’s Assembly Declaration was formulated based on these inputs from around the world. The declaration was sent to all 193 UN member states. It also provides direction to our future work. Here are some glimpses:COVID-19 has revealed the fundamental inequities of a warped global order. But it is hardly the first crisis to affect the billions of people whose rights to health, security, food and a life of dignity are routinely denied on a daily basis.

COVID-19 is an Inequality Virus. The disparities are all around us. Pharmaceutical CEOs are among nine new COVID-19 billionaires, whose wealth has skyrocketed from a system that rewards monopolistic profiteering. Simultaneously, nearly 100 million people have been pushed into extreme poverty.

Yet, We the People resist being left behind. Even as we are systematically marginalised, exploited and persecuted, we are not victims. We understand the problems and their causes. We are innovative and we have solutions for the systemic and structural disadvantages experienced primarily by women and girls, indigenous peoples, as well as individuals marginalized for their age, sexual preferences, belief systems, work or descent.

Is history repeating itself? The HIV and AIDS pandemic demanded a response that would not have been taken, had it not been for civil society activists and their resilient pressure. Once a treatment was developed, it became a moral and legal imperative to establish universal access. Licenses to produce generic versions of the medications were provided and the pandemic was contained. Today, it is equally clear what needs to be done, and We the People who resist being left behind will not rest until it is.

While global attention is focused on the COVID-19 pandemic, the climate and biodiversity crises continue unabated. We are coming to a point of no return. Unless we act now, humanity will be the cause of a 2.7 degree warming by the end of the century. One million species are at risk of extinction.6 Food security could collapse.

During the pandemic, when populations were already suffering from its effects, 140 million people have been through the devastating impacts of floods, droughts, storms, and wildfires. A further 660 million older people and children, under the age of five, live in areas hit by heatwaves and suffered illness and death disproportionately, as a result.

Social protection systems are a proven, direct and fast-acting mechanism to end poverty and reduce inequalities. They unleash individual creativity and capacities, provide resilience in the face of ‘natural’ calamities, pandemics and economic crises, and are an investment in the long-term economic and social growth of countries and communities. Social protection is a universal public good and a human right!

Find the full declaration here in

English, Spanish and French. And see the website of the People’s Assembly here and the videos of all the sessions here.We will strengthen the bottom-up process in 2022 to make the marginalised voices heard and to establish a truly inclusive way of participation in national and global processes.

In global solidarity

Ingo Ritz
Director
Global Call to Action Against Poverty (GCAP)

Español



Declaración de la Asamblea Mundial del Pueblo English Español French

Estimados colegas,

a mi regreso de la COP26 comparto las frustraciones sobre los resultados demasiado escasos para alcanzar la reducción del 45% de los gases de efecto invernadero para 2030, necesaria para tener una oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5 grados. A pesar de la gran cantidad de maquillaje verde, es bueno que se haya discutido y acordado en la COP el fin de los subsidios a los combustibles fósiles y la eliminación del carbón. Pero el lenguaje acordado es demasiado tardío y vago, a lo que sin duda contribuyeron los 503 grupos de presión de los combustibles fósiles presentes en la COP.

Al mismo tiempo, me siento alentado por la determinación de los grandes activistas juveniles, de los pueblos indígenas, especialmente de las mujeres, y por la creatividad y las manifestaciones de la sociedad civil. Fue muy bueno encontrarme con miembros del GCAP de todo el mundo tras el largo parón de la COVID, a pesar de la exclusión de muchos « Rostros de la primera línea ». Me alegró encontrarme con activistas ardientes como Esso Pedessi de GCAP Togo y Kenneth Amoateng de GCAP Ghana. Aquí están sus conclusiones de la COP26 en el sitio web del GCAP.

La Asamblea General de la ONU de septiembre tuvo muy pocas oportunidades para que la sociedad civil contribuyera y participara. En respuesta, el GCAP organizó la Asamblea Mundial de los Pueblos virtual con 950 participantes del 21 al 23 de septiembre – durante los primeros días de la semana de la Asamblea General – cuando se reunieron los presidentes y primeros ministros.

Para llevar las voces de los marginados de todo el mundo a sus gobiernos y a la ONU, el GCAP organizó Asambleas Populares locales, de circunscripción y nacionales en 28 países de África, Asia, América Latina y Europa. Los resultados se presentaron y debatieron en asambleas regionales, como parte de la Asamblea Mundial de los Pueblos. 40 redes de la sociedad civil coorganizaron sesiones temáticas y de acción durante la Asamblea Mundial de los Pueblos.

La Declaración de la Asamblea de los Pueblos se formuló a partir de estas aportaciones de todo el mundo. La declaración se envió a los 193 Estados miembros de la ONU. También proporciona orientación para nuestro trabajo futuro. He aquí algunas pinceladas:

El COVID-19 es un virus de desigualdad. Las disparidades están a nuestro alrededor. Los CEO de empresas farmacéuticas se encuentran entre nueve nuevos multimillonarios gracias al COVID-19, cuya riqueza se ha disparado con el apoyo de un sistema que premia la especulación monopolística. Al mismo tiempo, casi 100 millones de personas se han visto abocadas a la pobreza extrema.

Sin embargo, Nosotros, el Pueblo, nos resistimos a quedarnos atrás. Aunque se nos excluya, explote y persiga sistemáticamente, no somos víctimas. Comprendemos los problemas y sus causas. Somos innovadores y tenemos soluciones para las desventajas sistémicas y estructurales que sufren principalmente las mujeres y las niñas, los pueblos indígenas, así como las personas marginadas por su edad, preferencias sexuales, sistemas de creencias, trabajo o ascendencia.

¿Se repite la historia? La pandemia del VIH y el SIDA exigió una respuesta que no se habría dado de no ser por los activistas de la sociedad civil y su fuerte presión. Una vez que se desarrolló un tratamiento, se convirtió en un imperativo moral y legal establecer el acceso universal. Se proporcionaron licencias para producir versiones genéricas de los medicamentos y se contuvo la pandemia. Hoy está igualmente claro lo que hay que hacer, y Nosotros, el Pueblo que se resiste a quedarse atrás, no descansaremos hasta que se logre.

Mientras la atención mundial se centra en la pandemia del COVID-19, las crisis del clima y la biodiversidad no cesan. Estamos llegando a un punto de no retorno.5 Si no actuamos ahora, la humanidad será la causante de un calentamiento de 2,7 grados a finales del siglo. Un millón de especies están en peligro de extinción. La seguridad alimentaria podría colapsar.

Durante la pandemia, cuando las poblaciones ya sufrían sus efectos, 140 millones de personas fueron víctimas de los devastadores impactos de las inundaciones, sequías, tormentas e incendios forestales. Otros 660 millones de personas mayores y niños menores de cinco años viven en zonas afectadas por las olas de calor y sufren enfermedades y muertes de forma desproporcionada.

Los sistemas de protección social son un mecanismo probado, directo y de acción rápida para acabar con la pobreza y reducir las desigualdades. Estos abren el camino para la creatividad y las capacidades individuales, aportan resiliencia frente a calamidades « naturales », pandemias y crisis económicas, y son una inversión en el crecimiento económico y social a largo plazo de países y comunidades. La protección social es un bien público universal y un derecho humano.

Encuentre la declaración completa aquí en inglés, español y francés. Y vea el sitio web de la Asamblea de los Pueblos aquí y los vídeos de todas las sesiones aquí.

Reforzaremos el proceso ascendente en 2022 para que se escuchen las voces marginadas y se establezca una forma de participación verdaderamente inclusiva en los procesos nacionales y globales.

En solidaridad,

Ingo Ritz
Director
Global Call to Action Against Poverty (GCAP)

Français



Déclaration de l’Assemblée mondiale des Peuples English Spanish French

Chers collègues,De retour de la COP26, je partage les frustrations liées aux résultats bien trop maigres pour atteindre les 45 % de réduction des gaz à effet de serre d’ici 2030 nécessaires pour avoir une chance de limiter le réchauffement climatique à 1,5 degré. En dépit de l’écoblanchiment, c’est une bonne chose que la fin des subventions aux combustibles fossiles et l’abandon progressif du charbon aient été discutés et approuvés lors de la COP. Mais le langage convenu est beaucoup trop tardif et vague – ce à quoi les 503 lobbyistes des combustibles fossiles présents à la COP ont certainement contribué.

En même temps, je me sens encouragée par la détermination des grands jeunes militants, des peuples autochtones, en particulier des femmes, et par la créativité et les manifestations de la société civile. J’ai été très heureux de rencontrer des membres du GCAP du monde entier après la longue pause du COVID – malgré l’exclusion de nombreux « Visages des lignes de front ». J’ai été heureux de rencontrer d’ardents militants comme

Esso Pedessi du GCAP Togo et Kenneth Amoateng du GCAP Ghana. Voici leurs conclusions de la COP26 sur le site de GCAP. L’Assemblée générale de l’ONU en septembre n’a offert que très peu de possibilités à la société civile de contribuer et de participer. En réponse, GCAP a organisé l’Assemblée mondiale des peuples virtuelle avec 950 participants du 21 au 23 septembre – pendant les premiers jours de la semaine de l’Assemblée générale – lorsque les présidents et les premiers ministres se sont réunis.

Afin de faire entendre la voix des personnes marginalisées du monde entier auprès de leurs gouvernements et de l’ONU, GCAP a organisé des assemblées populaires locales, de circonscription et nationales dans 28 pays d’Afrique, d’Asie, d’Amérique latine et d’Europe. Les résultats ont été présentés et discutés dans des assemblées régionales, dans le cadre de l’Assemblée mondiale des peuples. 40 réseaux de la société civile ont co-organisé des sessions thématiques et d’action pendant l’Assemblée mondiale des peuples.

La Déclaration de l’Assemblée des Peuples a été formulée sur la base de ces contributions du monde entier. La déclaration a été envoyée aux 193 États membres des Nations unies. Elle donne également une orientation à notre travail futur. En voici quelques aperçus:

Le virus de la COVID-19 est un virus inégalitaire. Les disparités sont partout autour de nous. Parmi les nouveaux milliardaires de la pandémie, on retrouve neuf PDG de sociétés pharmaceutiques. De manière générale, les milliardaires sont devenus encore plus riches, profitant d’un système qui récompense les profits monopolistiques. En parallèle, près de 100 millions de personnes se sont retrouvées en situation de pauvreté extrême.

Cependant, Nous, les Peuples, refusons d’être laissés pour compte. Même si nous sommes marginalisés, exploités et persécutés de manière systématique, nous ne sommes pas des victimes. Nous comprenons les problèmes et leurs causes. Nous sommes innovants et nous avons des solutions pour lutter contre les préjudices systémiques et structurels auxquels font principalement face les femmes et les filles, les peuples autochtones, ainsi que tous les individus marginalisés à cause de leur âge, de leurs préférences sexuelles, de leurs systèmes de croyances, de leur emploi ou de leur ascendance.

L’histoire se répète-t-elle? La pandémie de VIH-SIDA requérait une réponse qui n’aurait pas été mise en œuvre si ce n’avait été des militants de la société civile et de la pression sans faille qu’ils ont exercée. Une fois qu’un traitement avait été mis au point, c’est devenu un impératif moral et juridique d’établir un accès universel à ce traitement. Des licences pour produire des versions génériques des médicaments ont été accordées et la pandémie a pu être contenue.
Aujourd’hui, ce qu’il faut faire est aussi clair qu’à l’époque, et Nous, les Peuples qui refusons d’être laissés pour compte, ne baisserons pas les bras tant que ce ne sera pas le cas.

Alors que tous les yeux sont rivés sur la pandémie de COVID-19, la crise climatique et de la biodiversité continue à un rythme soutenu. Nous arrivons à un point de non-retour.5 À moins d’agir maintenant, l’humanité sera la cause d’une augmentation des températures de 2,7 degrés d’ici la fin du siècle. Un million d’espèces sont menacées d’extinction.6 La sécurité alimentaire pourrait s’effondrer.

Pendant la pandémie, alors que les populations souffraient déjà des effets de cette dernière, 140 millions de personnes ont dû faire face aux conséquences dévastatrices d’inondations, de sécheresses, de tempêtes et d’incendies. En plus de cela, 660 millions de personnes âgées et d’enfants de moins de cinq ans vivent dans des zones qui ont été touchées par des vagues de chaleur et ont donc été disproportionnellement touchés par la maladie ou par la mort.

Les systèmes de protection sociale sont un mécanisme reconnu, direct et rapide permettant d’éradiquer la pauvreté et de réduire les inégalités. Ils libèrent la créativité et les capacités individuelles de chacun, offrent la résilience nécessaire face aux catastrophes «naturelles», aux pandémies et aux crises économiques et représentent un investissement à long terme dans la croissance économique et sociale des pays et des communautés. La protection sociale est un bien public universel et un droit humain fondamental!

Retrouvez la déclaration complète ici en anglais, espagnol et français. Et consultez le site web de l’Assemblée des peuples ici et les vidéos de toutes les sessions ici.
Nous renforcerons le processus ascendant en 2022 pour faire entendre les voix marginalisées et établir un mode de participation réellement inclusif dans les processus nationaux et mondiaux.

En toute solidarité,

Ingo Ritz
Director
Global Call to Action Against Poverty (GCAP)

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Global Call to Action Against Poverty (GCAP)

This publication is financed with financial assistance from the European Union through the Faces of Migration project. The contents are the sole responsibility of GCAP and can under no circumstances be regarded as reflecting the position of the European Union.

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